Vivir en una ciudad minera ex-comunista es un dolor para los ojos insufrible. Estos, al final, acaban sufriendo de una miopía provocada por tal de no querer mirar más allá de donde pisan tus pies.
Es por eso que en “casa” nos hemos planteado rediseñar nuestro pisito ex-comunista. La cocina ha sido la primera victima…
Con un vinilo y cuatro sillas baratas de IKEA nos ha valido para matar el gris.
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