Un escorpión, que deseaba atravesar el río, le dijo a una rana:
-Llévame a tu espalda.
-¡Que te lleve a mi espalda! -contestó la rana- Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, ¡me picarás y me matarás!
-No seas estúpida -le dijo entonces el escorpión- No ves que si te pico te hundirás en el agua, y yo, como no sé nadar, también me ahogaré.
Los dos animales siguieron discutiendo hasta que la rana fue persuadida. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró y empezaron la travesía.
Llegados al medio del gran río, allí donde se crean los remolinos, de repente el escorpión picó a la rana. Ésta sintió que el veneno mortal se extendía por su cuerpo y, mientras se ahogaba, y con ella el escorpión, le gritó:
-¡Ves te lo había dicho! ¿Pero qué has hecho?
-No puedo evitarlo -contestó el escorpión antes de desaparecer en las aguas- Es mi naturaleza.
¡ Ey, yo me sé otra versión de la misma historia!
ResponderEliminarEso que va un pastor por el campo en pleno invierno y se encuentra una serpiente medio congelada en la nieve. Conmovido, se la lleva a su casa y la pone al lado del fuego para que entre en calor. Una vez recuperada, la primero que hace la serpiente es morder al pastor. Consternado (y supongo que también moribundo), el payés le pregunta como es que haya podido ser tan z***a de haberle hecho aquello después de que la haya cuidado con tanto mimo... Y, bueno, la serpiente contesta lo mismo que el escorpión.
Por cierto, que curioso que, mañana teniendo un exámen, me hayan entrado tantas ganas de contestar posts jojojo... ¡ supongo que es mi naturaleza...!